El voto alicantino
Entre los diputados alicantinos del PP corretea la frasecilla "Algo habrá que hacer con Alicante" en referencia a que Compromís está aumentando su apoyo en la provincia, también a costa del voto popular, y no parece encontrar freno. Ya en legislaturas pasadas, Joan Baldoví, diputado por Valencia, era uno de los congresistas que más preocupación había mostrado por la provincia alicantina. Esta actividad no ha hecho más que acrecentarse, convirtiendo a Compromís en el principal referente de las reclamaciones alicantinas, no sólo de los movimientos sociales de base, sino también para los medios de comunicación y organizaciones como la patronal alicantina.
Paradójicamente, el desasosiego de los populares no se ha traducido más que en un refrendo consecutivo del maltrato a la provincia. El Partido Popular recortó en su primer año de gobierno más de 100 millones en inversiones a las comarcas alicantinas. Los PGE de 2013 volvieron a recortar en más de 100 millones, llegando en 2014 a unas inversiones por valor de 250 millones de euros. Los presupuestos de 2017 profundizaron en la ignominia, situando las inversiones territorializadas por debajo de los 200 millones, pero es que cuando se pensaba que ya no se podía caer más bajo, los presupuestos de 2018 aumentaron la brecha con el resto de provincias aún más, con un descenso de un 25% de las inversiones reales, situando la inversión por habitante en 97€, mientras la media estatal se situaba en los 217€/hab. El presidente de la patronal valenciana llegó a calificarlos de "un palo" para la provincia y la Comunitat. Todo esto con la connivencia, en esta última legislatura, de Ciudadanos.
Sin entrar a la ejecución de estas inversiones, que en varias ocasiones ha estado por debajo del 50%, desde el año 2008, los alicantinos y alicantinas hemos dejado de recibir 3.000 millones de euros en inversiones estatales. Infraestructuras como el tren de la costa, el cercanías entre Alicante-Murcia, la conexión ferroviaria de la Vega Baja con Orihuela o la conexión ferroviaria del aeropuerto con Alicante siguen siendo necesarias para el impulso de la provincia y sus inversiones han sido pospuestas una y otra vez, hasta que el diputado Ignasi Candela, de la mano de Baldoví y Oltra, ha entrado en escena.
Compromís ha sido el único partido que se ha mostrado útil en la negociación de los últimos presupuestos, que aunque mejoraban la situación (242 millones), estaban muy lejos de los 471 millones que necesitaríamos por población. Las inversiones en el País Valenciano no hubieran mejorado de inicio sin el previo trabajo de concienciación sobre el problema de financiación de la Comunitat realizados por nuestros diputados. Y ya no sólo este problema concreto, sino también muchos otros de carácter social, económico y ambiental.
De los más de treinta diputados y diputadas valencianos que tiene el Congreso, sólo los cuatro de Compromís se han dedicado a hablar de nuestros problemas, a reclamar nuestras necesidades, a representar a sus provincias. Estos cuatro, lejos del centralismo valenciano histórico (y por supuesto, lejos del centralismo madrileño), han apostado por defender del maltrato a los alicantinos y alicantinas. En estas elecciones Alicante se juega tener una voz más potente en las instituciones. Nos jugamos una mejor financiación, mejores inversiones, pero también políticas sociales verdaderamente transformadoras, una apuesta por la igualdad real y atender la sostenibilidad como un pilar básico de la acción gubernamental. La utilidad del voto está, por tanto, en quién vaya a defender estas luchas y reclamaciones mejor que nadie. En Alicante, por suerte, la conclusión es sencilla.